Esta mujer cortó en pedazos, picó, rompió y quemó a cinco hombres hasta dejarlos irreconocibles, pero ¡ningún jurado en América la declararía culpable!
Desde 1978 feministas, iglesias e incluso gobiernos de distintos países han pedido sólo condenación y desprecio por Jennifer, una bella mujer que alquiló una remota cabaña en el campo para escribir su más reciente novela. Sin embargo, un grupo local de vándalos la sometió a una pesadilla llena de humillación, golpes y violación. Ellos la dieron por muerta y Jennifer regresó y cobró una Dulce Venganza torturando a cada uno de ellos físicamente.
Jeniffer Hills… ¿criminal o heroína?.
Mujeres como Jennifer Hills no son asesinas por naturaleza, sino que la propia vida las conduce a terminar con aquello que las lastima en búsqueda de liberación y/o la esperanza de una mejor vida, a pesar de que la sociedad las condene. En muchos casos de mujeres asesinas el hecho de matar es único, singular, emotivo y no es reincidente.
La mujer está destinada a dar vida, no a quitarla. Sin embargo hay móviles específicos y hasta casi justificados (violencia, humillación, maltratos físicos y psicológicos) que desembocan en cometer un asesinato.
La mujer, ante estas circunstancias, no es más el "sexo débil", sino un individuo que toma las riendas de su propia vida, convirtiéndose en asesina como consecuencia de una serie de hechos la que la lleva a tomar una decisión de esa magnitud.
Información cortesía: Corazón Films.
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